22 nov 2011

Se levanta de un gran sueño que le cambiaría la vida, un giro diferente a la rutina. Abre ojos que hacian de cortinas a la brillante luz que su madre prendio para que se despertará, se lava su cara pálida y empieza a analizar el gran sueño. En el sueño, miles de soldados de plomo gritaban su nombre mientras lo acozaban hacia un abismo, cada soldado tenia una palabra grabada en su frente. Él recordó pocas palabras, no tenian ninguna semejanza o sentido pero se grabaron en su memoria como firmes huellas sobre arena fria. El sueño siguió su curzo: mientras caia por el abismo se podia ver una hermosa silueta de una mujer, que poco a poco se transformaba en una señora gorda y vieja que susurraba en su gran oído: No tienes porque temer, ya te vas a despertar.


Él siguió pensando en el sueño, pero ya era hora de ir al colegio.

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