Al carajo, todos decimos groserías.
No me vengas con la huevonada de que hay que ser educado y respetuoso cuando los dos sabemos que le tienes asco a alguien. Ademas, coño, suena tan liberante y sabroso decir una grosería cuando la ocasión se presta para. Todos decimos una que otra, así que no que porque tener miedo. Nuestro lenguaje es tan rico y grosero que da hasta orgullo de no conocerlo. Solo hay que saber los usos correctos de cada una de esas palabras que son caracterizan como venezolanos.
Di groserías y si no les gusta a tus superiores, que se jodan.
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