20 abr 2011

Abeja, yo.

Antes de ser una abeja trabaja en el departamento de ayuda de una de las empresar más importantes del planeta. No estaba feliz por eso pero era por mucho lo mas importante que había hecho con mi vida. Me llamaba... Bueno, mi nombre no importa. Mi jefe siempre me felicitaba, sarcasticamente claro, por mis trabajos incompetentes y mi falta de ética. Un día golpee a un señor porque me seguia llamando “basura”, ese día fue el que mis compañeros me dejaron de hablar por ordenes del jefe. ¿Que ganaría el con tal orden? Aunque en realidad no me afecto, siempre fui muy cerrado con mis problemas y esas cosas. Solo le contaba todo a una pequeña niña de 7 años, hija de la que hacia la limpieza. Se llamaba Amanda, era dulce, tenia los ojos verdes, inocente, y con mucha imaginación. A veces Amanda no entendia mis problemas y solo me decía “Tranquilo, una abeja picara a ese problema”. Yo no entendia pero aun así sonreía afirmando con mi cabeza. Siempre me pregunte porque una niña de 7 años escuchaba mis problemas y porque yo se los decía. Y ahora soy una abeja que pincha los problemas de los demás. Deje de ser una “basura”.  

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